Según narra la historia, el siguiente es un resumen del relato de los eventos que llevaron al Dr. Mikao Usui, fundador del sistema de Reiki Usui Tradicional, a la creación del mismo.
“A finales del siglo XIX, el Dr. Mikao Usui, que en ese momento dirigía la pequeña universidad cristiana de Doshisha, en Kyoto, experimentó una crisis de fe cuando uno de sus estudiantes cuestionó su ciega devoción frente a los relatos de las sanaciones de Jesús en la Biblia. Conmovido por la interrogante, dimitió a su cargo con el objetivo de dedicarse a la búsqueda de una respuesta.
Durante largo tiempo estudió e investigó por diferentes medios académicos sin lograr hallar una respuesta, pero encontró indicios de que Buda había realizado hazañas similares. Llevado por esta pista, volvió a su patria y comenzó a visitar templos budistas, pero las fuentes de información que encontró no se hallaban traducidas al japonés. Luego de varios años de estudiar los idiomas chino y sánscrito, investigando encontró unos manuscritos en la biblioteca de un monasterio zen. En ellos, un discípulo anónimo de Gautama Buda relataba con detalle qué métodos, símbolos y fórmulas había empleado aquel en sus curaciones, y la forma de transmitir esas facultades a otras personas.
Llevado por el deseo de experimentar en carne propia la habilidad de realizar la imposición de manos, se retiró a un monte sagrado a meditar y ayunar, confiando en que Dios le revelaría los secretos prácticos de la fuerza curativa que sólo conocía en la teoría. Luego de veintiún días de retiro, un haz de luz descendió del cielo y lo llenó de fuerza y vigor. La debilidad y rigidez de los días de meditación desaparecieron. Puedo visualizar claramente los símbolos que había encontrado en el viejo texto, que se quedaron grabados en su memoria.
En su regreso, tuvo varias oportunidades de poner las habilidades curativas en práctica. Luego de probar exitosamente las técnicas adquiridas, comenzó a tratar gente de la calle, en estado de pobreza, indigencia o incapacidad física que le impedía conseguir un trabajo. Pero luego de pasado un tiempo no pudo evitar notar que muchas de las personas sanadas volvían a asumir un estado penoso luego de cierto tiempo, mendigando y viviendo en las calles a pesar de tener los medios de conseguir un trabajo digno para subsistir.
Mikao Usui cayó en la cuenta de que el rol que cumplía la persona en su propio proceso curativo era fundamental, por lo cual tomó la decisión de implementar dos reglas básicas:
1- Sólo tratar a personas que deseaban y decidían ser tratadas.
2- Debía existir un intercambio energético por parte de la persona que recibía la terapia.
El intercambio energético podía involucrar bienes materiales, favores, o la mera intención de la persona de trabajar para su propio bienestar. Esto demostraba un grado de compromiso por parte de la persona asistida.

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